martes, 15 de diciembre de 2015

Carta a Mariano Rajoy sobre la ciencia en España

Carta firmada por Amaya Moro-Martín astrofísica en el Space Telescope Science Institute de Baltimore (EEUU) y fundadora de la plataforma Investigación Digna.
leer en:

http://elpais.com/elpais/2015/12/11/ciencia/1449852651_852674.html

sábado, 5 de diciembre de 2015

Las collejas de (a) Rajoy por Miguel Ángel Santos Guerra

El pasado miércoles, día 25 de noviembre, el presidente del gobierno acudió a un programa de radio en la cadena COPE para comentar el partido de la Champions entre el Shakhtar Donetks y el Real Madrid que se jugaba en Ucrania. El programa se retransmitía desde Madrid, en la sede de la cadena. Acudió Don Mariano con su hijo Juan, de 10 años. La hora de la transmisión del partido, como es habitual en esa competicion, era las 20.45. Es decir que la presencia del niño durante la retransmisión obligaba a un regreso tardío al domicilio familiar un día laborable. Primera cuestión. Ya sé que se tratará, probablemente, de una excepción. Pero lo cierto, es que esa excepción se exhibe ante todo el país y se puede convertir en una propuesta de acción. No es ese un buen proceder.
Durante la retransmisión, el periodista Paco González, director del programa “Tiempo de juego”, aprovechando la presencia del pequeño Juan, le preguntó por su opinión sobre los comentarios del FIFA 2015, donde Paco González hace comentarios junto a otro conocido periodista, Manolo Lama.
- ¿Qué te parecen los comentarios del FIFA?
El niño, de forma espontánea, se acerca al micrófono y dice:
- Me parecen bastante mejorables…, por no decir que son una basura.
El presidente hace un gesto de asombro abriendo mucho la boca y, volviéndose al niño, le propina dos suaves collejas. Las collejas de Mariano se han hecho famosas. Tildar esa actuación de maltrato fisco es una exageración descabellada. Porque las collejas se dan con una sonrisa y un abierto sentido humorístico. Es un acto reflejo del presidente que no se puede calificar de violento. Sin embargo, yo me muestro muy contario a esa espontaneidad de la corrección teniendo en cuenta quién lo realiza y dónde tiene lugar. Una reconvención hablada hubiera sido más edificante.
No me gustan las collejas. No me gustan esos comentarios que afirman que un cachete dado a tiempo es muy eficaz. Nunca son eficaces los golpes, aunque sean leves.
Pero, sobre todo, me quiero referir a la condena de la espontaneidad. Si el niño dice la verdad, si dice lo que piensa, ¿por qué la reconvención? ¿Qué le está tratando de decir su padre con las collejas?
- Hijo, no seas sincero, no digas lo que piensas si es negativo. No digas la verdad.
He criticado varias veces en el blog esta forma de proceder. Esta invitación a dar la opinión, pero a reprenderla cuando no es del agrado de quien la solicita o del que la escucha, como en este caso.
Y ahora voy a lo que realmente quería decir en este artículo. La ejemplaridad de la que tienen que hacer gala los responsables políticos. Y especialmente cuando actúan en público. No hay forma más bella y más eficaz de autoridad que el ejemplo. Esta actuación del presidente se ha criticado justamente. No hay, sin embargo, que exagerar. No hay que extralimitar los juicios de reprobación sobre el presidente. Porque lo que estaríamos haciendo es dándole a él unas collejas psicológicas que no se corresponden con la importancia de la acción.
Su actuación no fue buena, pero no es como para mandarle a la hoguera. Lo que sí permite la exégesis de su acción es reflexionar sobre la forma de reconvenir a los hijos. No hay que hacerlo cuando no se lo han merecido. Como es el caso. El niño ha respondido con sinceridad a una pregunta. ¿Qué ha hecho mal?
No estoy diciendo que no haya que corregir. No estoy diciendo que los padres y las madres no tengan que decirle a los hijos que tienen que hacer las cosas de una forma correcta y respetuosa. No es este un texto que cuestione o pretenda minar la autoridad educativa. Porque es necesaria la corrección, la imposición de límites. Es obligado ayudar a discernir qué es bueno y qué es malo. No √ale todo. Pero esto es cierto para los hijos e hijas y para los padres y las madres.
Si lo que ha dicho el niño no es correcto (si ha merecido la recriminación) es porque no se le advirtió previamente, como muchas veces se hace de forma subrepticia:
- Ten cuidado con lo que dices. Tienes que dar una respuesta que sea del agrado de quien pregunta, aunque sea insincera, hipócrita, artificial, falsa.
De lo contario le has metido al niño en una trampa. Le has preguntado por lo que piensa pero, en realidad, no lo puede decir sinceramente.
Concluyo. Presencia de los líderes políticos en los medios, sí. Una como obligación, que son los debates y otra como devoción que es el entretenimiento. Pero, en todas ellas, con la ejemplaridad de los dichos y los hechos. Porque la pantalla o la antena se convierten en esos momentos en un aula.


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