domingo, 15 de noviembre de 2015

No hacen falta revoluciones, sino cambios inteligentes

Finlandia es hoy el primer país europeo en el ranking PISA. Pero lo realmente interesante es que en Finlandia, en los años 1950, apenas un diez por ciento de los estudiantes terminaban la enseñanza secundaria. En el año 2000, cuando se realizó el primer estudio PISA, Finlandia salió en primera posición. Finlandia es un ejemplo de cómo se puede mejorar el sistema educativo de un país de manera radical y en tan solo una generación. Será una cuestión de riqueza, claro, ya que Finlandia tiene una de las mayores rentas per capita del mundo. Pues no: Luxemburgo es igualmente rico y está unos 20 puestos por debajo. Será la cultura nórdica, austera y trabajadora. Pues tampoco, porque Suecia está 30 puestos por debajo. Ninguna de las explicaciones obvias era válida. En EE UU se generó una actividad frenética para tratar de encontrar las claves del éxito finlandés. Quizás sea la elevada inmigración en EE UU. Pues no, los rankings no hubieran variado excluyendo a los inmigrantes. Una mayor renta familiar estaba relacionada con un ranking más elevado, pero el ir a una escuela pública o privada no era determinante. La cantidad del gasto en educación no importaba, pero el entorno familiar sí.

Amanda Ripley, una periodista de la revista Time, decidió averiguar los secretos de los sistemas educativos de éxito, Finlandia, Corea del Sur y Polonia, y publicó el resultado de su aventura en su libro Los niños más listos del mundo. La conclusión principal: la clave es la calidad, no la cantidad, de los recursos dedicados a la educación. Parece obvio, pero no lo es.

¿Cuál es el secreto de Finlandia? Que los maestros y profesores son mejores. Ser profesor en Finlandia es una profesión prestigiosa. Para ser profesor hay que estudiar en una de las pocas universidades especializadas en formación del profesorado, de difícil ingreso. Según Ripley, tan solo un 20 por ciento de las solicitudes de ingreso son aceptadas. Tras cuatro años de estudio, hay que pasar un año de máster aprendiendo a enseñar, observando clases, realizando prácticas evaluadas por mentores, diseñando lecciones. Un MIR académico. Es un sistema donde se selecciona a los mejores y se les enseña a enseñar. No era siempre así. En los años 1970 era un sistema abierto, de fácil acceso a la docencia. La reforma funcionó, y varias décadas después se ven los resultados. La sociedad, y los estudiantes, respetan a los profesores. Los estudiantes se lo toman en serio. Los recursos no se malgastan. El resultado, una sociedad mejor educada y mejor preparada para un mundo globalizado en constante cambio.


Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/11/13/actualidad/1447435193_472936.html?id_externo_rsoc=FB_CM

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